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Pacto de Varsovia


El Pacto de Varsovia por la ciudad en que fue firmado, fue un acuerdo de cooperación militar firmado en 1955 por los países del Bloque del Este. Diseñado bajo liderazgo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), su objetivo expreso era contrarrestar la amenaza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y en especial el rearme de la República Federal Alemana, a la que los acuerdos de París permitían reorganizar sus fuerzas armadas.

El Pacto de Varsovia fue un instrumento elaborado en la pugna entre los bloques occidental y oriental, surgidos a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial. Su límite coincidía en términos globales con las líneas de demarcación pactadas en las cumbres que Roosevelt, Churchill y Stalin habían mantenido entre 1943 y 1945, con escasas dudas acerca del territorio alemán y austríaco que se resolvieron en la partición del primero y la retirada de todas las fuerzas del segundo.

La competencia por el terreno asiático se resolvió parcialmente con la proclamación de la República Popular en China —sin que la Unión Soviética estuviese muy satisfecha con la situación, aunque China participaría como observador hasta su ruptura con el gobierno soviético en 1968— y la ocupación estadounidense de Japón, pero su ambigüedad dio lugar a la mayoría de los conflictos que estallaron finalmente entre las potencias.

La estrategia soviética, al igual que la estadounidense, consistió principalmente en asegurar su zona de influencia sin que ello llevara a un conflicto abierto con el oponente, y por lo tanto se tradujo en un nivel restringido de actividad militar aún dentro de las fronteras.

Ya en 1948 la Yugoslavia del mariscal Tito había marcado sus diferencias con Moscú, y las desavenencias diplomáticas entre China y la Unión Soviética con ocasión de la guerra de Corea fueron prominentes. En realidad, la política exterior de ambas potencias estuvo más ocupada en intentar aprovechar las crisis económicas que creían inminentes, cuya gravedad llevó a Estados Unidos a desarrollar el plan Marshall y la OTAN. En los estados del Bloque del Este, los movimientos comunistas estuvieron hasta entrados los '60 abiertamente comprometidos con la construcción de democracias parlamentarias, con representación de la burguesía y los terratenientes, y modelos económicos híbridos.

La resistencia del gobierno estalinista a revisar los límites trazados por los acuerdos de Yalta estaba basada únicamente en la relativa debilidad militar de la URSS en comparación con el enorme armamento estadounidense, que permaneció desde la guerra hasta nuestros días en las múltiples bases que estableció en Europa y Asia Menor. Antes que el dominio absoluto del frente interno, la apuesta soviética fue la participación en la carrera armamentista, que implicó una creciente y ruinosa inversión en tecnología militar, pero no un aumento de los efectivos. Incluso Finlandia, en la que el Partido Comunista era la pieza central del gobierno, solicitó y obtuvo la retirada del Ejército Rojo de la base militar de Porkkala.

Mientras el clima político finés y el liderazgo duro de Tito en Yugoslavia, férreamente controlado, hicieron posible que estos Estados no entraran a formar parte del Pacto, en otros países la situación interna era más compleja. En Hungría, las disensiones internas del partido comunista local, cuyas facciones estudiantiles protestaban por la acción militar soviética en los incidentes, se combinaron con la insurrección ultra nacionalista de József Dudás para dar lugar a la sublevación, que fue reprimida por las fuerzas del Pacto.

Se ha argumentado que el Pacto de Varsovia era, en la práctica, un instrumento de control de la Unión Soviética sobre los estados socialistas del este de Europa a fin de impedir que salieran de su égida. En algunos casos, efectivamente, los intentos de los países miembros para dejar el Pacto fueron aplastados militarmente, como por ejemplo la Hungría de 1956: en octubre de ese año, el Ejército Rojo, amparándose en las previsiones del Pacto de Varsovia, entró en Hungría y acabó con un incipiente levantamiento anticomunista en apenas dos semanas.

Las fuerzas del Pacto de Varsovia fueron utilizadas también en contra de alguno de sus miembros, como en 1968, durante la Primavera de Praga, cuando invadieron Checoslovaquia para acabar con las reformas flexibilizadoras que estaba encarando el gobierno, catalogadas por la URSS como tendientes a destruir el socialismo. La llamada Doctrina Brézhnev, que marcaba la política militar exterior de la Unión Soviética en la época, establecía: "Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacía el capitalismo, se convierten no solo en un problema del país concerniente, sino un problema común que concierne a todos los países socialistas". Albania se retiró de la alianza en 1961como resultado de la separación chino-soviética en la que su régimen estalinista de línea dura apoyó a la República Popular China.

Aunque los países de la OTAN y los del Pacto de Varsovia no se enfrentaron en ningún conflicto armado, mantuvieron activa la Guerra Fría por más de 35 años. En diciembre de 1988,Mijaíl Gorbachov, líder de la Unión Soviética en ese tiempo, anunció la llamada Doctrina Sinatra, la cual establecía que la Doctrina Brézhnev sería abandonada y que los países de Europa del Este podrían hacer lo que consideraran conveniente.


Escrito por:
Marcelo Álvarez
Andrés Salido

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