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La revolución Húngara

La Revolución húngara de 1956 fue un movimiento revolucionario espontáneo de alcance nacional contra el gobierno de la República Popular de Hungría y sus políticas impuestas desde la Unión Soviética, que duró desde el 23 de octubre hasta el 10 de noviembre de 1956.

Desde el discurso secreto de crítica a los excesos de Stalin realizado por su sucesor al frente de la URSS Nikita Kruschev en el XX Congreso del PCUS, el pueblo húngaro había solicitado continuamente la libertad necesaria para elegir su propio sistema político, alejado del comunismo. Así, surgieron por toda Hungría movimientos que demandaban que se pusiera coto a las actividades de la policía secreta.

La revuelta comenzó como una protesta estudiantil que atrajo a miles de personas a una marcha por el centro de Budapest hacia el edificio del Parlamento húngaro. Una delegación estudiantil fue detenida cuando entraba al edificio de la radio estatal con la intención de transmitir sus demandas. Cuando los manifestantes en las calles exigieron la liberación de la delegación, la policía húngara abrió fuego desde el interior del edificio. Algunos soldados soviéticos dispararon a la ÁVH, debido a que creyeron por equivocación que estaban siendo objeto de un ataque. Algunos manifestantes contestaron los disparos con las armas tomadas de la ÁVH o brindadas por los soldados húngaros que se unieron al levantamiento.

La noticia se difundió rápidamente y llevó al estallido de desórdenes y violencia en la capital. La revolución se expandió rápidamente por toda Hungría y el gobierno fue derrocado. Miles se organizaron en milicias para combatir a la Policía de seguridad de Estado (ÁVH) y a las tropas soviéticas. Comunistas pro-soviéticos y miembros de la ÁVH fueron a menudo ejecutados o encarcelados, a la vez que antiguos prisioneros políticos fueron liberados y armados. Consejos improvisados arrebataron el control municipal al Partido comunista húngaro y exigieron cambios políticos. El nuevo gobierno encabezado por Imre Nagy disolvió formalmente la ÁVH, declaró su intención de retirarse del Pacto de Varsovia y prometió restablecer las elecciones libres. Para fines de octubre, los combates casi habían cesado y comenzó una sensación de normalidad.

A diferencia de lo sucedido con las Protestas de Poznań contra el gobierno de la República Popular de Polonia, la Revolución húngara cuestionaba el estilo de gobierno estalinista y, por tanto, amenazaba la naturaleza misma del régimen pro-soviético de partido único. Así, tras haber anunciado su voluntad de negociar el retiro de las fuerzas soviéticas, el Politburó cambió de idea y se movilizó para aplastar la revolución. Aprovechando que Occidente se encontraba dividido a causa de la crisis de Suez, el ejército soviético movilizó 31 550 soldados y 1130 tanques y el 4 de noviembre de 1956 invadió Budapest y otras regiones del país. La resistencia húngara continuó hasta el 10 de noviembre. Más de 2500 húngaros y 722 soldados soviéticos perecieron en el conflicto y unos 200 000 húngaros huyeron en calidad de refugiados. Los arrestos masivos y las acusaciones continuaron por meses. Para enero de 1957, el nuevo gobierno instalado por los soviéticos y liderado por János Kádár había reprimido toda oposición pública.

Tales acciones soviéticas provocaron el rechazo de muchos marxistas occidentales, pero fortalecieron el control soviético sobre Europa central. La discusión pública acerca de la revolución estuvo prohibida en Hungría durante más de treinta años; pero, desde el deshielo de los años 1980, ha sido objeto de intenso estudio y debate. Con la creación de la Tercera República Húngara en 1989, el 23 de octubre fue declarado fiesta nacional en conmemoración de la Revolución de 1956.


Escrito por:
Marcelo Álvarez
Mauricio Gzz

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